viernes, 27 de septiembre de 2013

Quitándonos el lastre, aligerando la pesada carga, el camino se hace más ameno...

Aquella mujer cogió su tristeza, la dobló cuidadosamente,
la metió en la bolsa de la basura, cerró la bolsa, no sin alguna dificultad, puesto que no todas las tristezas caben
en una bolsa de basura de tamaño normal,
salió a la calle y tiró la bolsa en el contenedor.

Brillaba el sol y su vestido parecía nuevo.
Curiosamente, el mundo también le parecía nuevo a ella.
La calle relucía con un esplendor de cuadro recién pintado,
y las viejecitas de la calle se encorvaban como un signo de interrogación trazado temblorosamente por un niño que estuviera aprendiendo a escribir.

Y ella misma se sentía resplandecer.
¿Qué te has hecho?, le preguntaban sus amigas. Pareces otra.
Nadie formulaba la pregunta correcta:
¿de qué te has deshecho?

Pero si la respuesta es buena,
la pregunta es lo que menos importa


~Miguel Ibáñez de la Cuesta~



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